Los
antivalores son contrarios a la dignidad de la naturaleza humana puesto que
todo ser humano está llamado a superarse a sí mismo gracias a la práctica de la
virtud mediante la realización del bien. Cuando una
persona actúa en consonancia con algún antivalor está actuando por debajo de
sus posibilidades.
Una
persona que actúa bajo el efecto de los antivalores con mucha frecuencia es una
persona fría y sin escrúpulos que no mide las consecuencias de sus actos. Por
el contrario, una persona con una moral recta mide sus actitudes.
Los antivalores deben producir rechazo y ser motivo de evitación. Solo sirven
para destruir.
En
el ámbito humano existen antivalores que pueden interferir en las relaciones
personales:
1.
La deshonestidad muestra una actitud de traición hacia otra persona con la que
existe un vínculo de confianza. Un gesto deshonesto rompe esa
confianza de una forma puntual como consecuencia de una actitud concreta. En el
contexto del ámbito de la pareja, una mentira es un gesto de deshonestidad.
2.
La arrogancia muestra la actitud de orgullo y prepotencia que tiene una persona
en sus relaciones interpersonales al punto que se comporta como si estuviera
por encima de los demás. En la línea de la soberbia tenemos la vanagloria y la
soberbia actitudes que rompen con el esquema de igualdad en las relaciones
interpersonales.
3.
El odio es un sentimiento dañino en sí mismo para quien lo sufre porque odiar a
alguien es desear el mal de esa persona. Conviene puntualizar que el odio
produce una enorme descarga de energía negativa. El odio se diferencia de la
envidia en que aquel que siente envidia, sufre tristeza por el bien ajeno pero
no desea el mal de esa persona. Sin embargo, la envidia también es un antivalor
en tanto que es contraria al amor.
A continuación
se definen algunos VALORES
1.
Libertad: la facultad del ser humano que le permite decidir llevar a cabo o no una
determinada acción. Estado que define a quien no es esclavo, ni sujeto ni impedido al deseo de otros
de forma coercitiva. En otras palabras, lo que permite al hombre decidir si quiere hacer algo o no, lo hace libre, pero también responsable
de sus actos.
2.
Felicidad: La felicidad es un estado psicológico que pasa en un estado anímico. La
capacidad de dar soluciones a los diferentes aspectos del vivir cotidiano, hace del individuo más o menos feliz. Cabe destacar que, tal sensación de autorrealización y
plenitud, confiere a las personas felices una mayor serenidad y estabilidad en
sus pensamientos, emociones y actos. Algunos estados anímicos asociados a la felicidad son la alegría
y la euforia. La felicidad puede provocarse por realizar una buena acción, por
estar en compañía de los amigos, etc...
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